Entenderemos entonces por intelectual aquel
individuo perteneciente al ámbito de la ciencia, del arte, del pensamiento o de
la cultura que se dedica a pensar, comprender y explicar la sociedad en que
vive, debiendo transmitir el resultado de su reflexión a un público
determinado. Esta transmisión, o los procedimientos que la permiten, implican
desde ya una acción pública; luego, sería redundante hablar de intelectual
público, pues por definición el intelectual posee connotación pública. Según
este criterio, un novelista, por ejemplo, que no desarrolla actividades
públicas o que solo se manifiesta sobre materias estrictamente literarias no
será catalogado como intelectual. Lo mismo rige para el sociólogo o el biólogo
que ejerce su profesión de espaldas a la sociedad y sin dialogar con el resto
de la comunidad académica, restringiendo su labor a un espacio profesional
cerrado.
La primera lo concibe como un estamento
profesional o administrativo y se preocupa por su eventual constitución como
cuerpo social; la segunda lo entiende como la elite pensante de una sociedad e
indaga en sus relaciones con la política y el poder. Este tópico, que es el
que nos interesa, se ha tornado predominante en la práctica, y aunque no
debiesen desatenderse otras facetas, debe reconocerse que esta reflexión ha
puesto en tensión la figura del intelectual entregando los debates más
polémicos. Hasta ahora se ha estudiado el campo cultural de sociedades nacionales
en épocas dadas, como lo hace Pierre Bourdieu con la Francia del siglo XIX.9 Lo
que se postula aquí es entender lo que sucede en el campo cultural
latinoamericano y hasta mundial, en el contexto de la Guerra Fría
La Guerra Fría, es la globalización del
intelectual latinoamericano. En paralelo al proceso de conformación del campo
cultural continental, o sea, de la latino americanización de los intelectuales,
se desenvuelve el proceso de mundialización, en virtud del cual los intelectuales
salen al mundo, lo descubren, lo visitan materialmente, se relacionan con sus
pares, con los pueblos y con las autoridades de países que hasta entonces
habían permanecido remotos, dando vida a un campo cultural mundial. Ya no es
solo Europa Occidental y Estados Unidos el destino de nuestros escritores y
artistas, es también Europa Oriental y la Unión Soviética, es también África,
China, la India y el sudeste asiático.
Por supuesto que en el proceso intervienen otros
factores, pero en estas líneas sostendremos que la Guerra Fría es vital en la
conformación de este mega campo intelectual. Por cierto, las ideas de los
intelectuales de América Latina respecto a la Guerra Fría no conforman un
conjunto homogéneo, sino que se diseminan para articular una serie de discursos
sin fronteras rígidas, que se distinguen tanto por su contenido como por su
“registro” o modo de decir las cosas. El análisis crítico del lenguaje empleado
por los intelectuales podrá sugerir el grado de originalidad y autenticidad de
las ideas; por lo pronto, difícilmente se hallarán discursos u opiniones
demasiado elaborados; por el contrario, lo que se observa a grandes rasgos es
una tendencia a recoger y reiterar lo que dicen las cúpulas políticas, los
partidos, los poderes establecidos y las ciencias sociales.
En los albores de la Guerra Fría la Unión
Soviética reclutó una suerte de ejército rojo intelectual, con una dotación de
latinoamericanos nada despreciable. A los viejos comunistas como Juan
Marinello, Diego Rivera, Nicolás Guillén o Jorge Amado se agregaron nuevos como
Pablo Neruda u Oscar Niemeyer (ambos afiliados en 1945). Los intelectuales
comunistas formaron un frente de apoyo a la URSS y, cual disciplinados
soldados, sirvieron la bandera roja a través de distintos mecanismos de
participación. Ellos constituyen, dentro del campo intelectual de América
Latina, el sector más radical, el que se situó más a la izquierda, el que se
identificó más con el bando soviético.
A continuación se presenta un video relacioando al tema:
Referencias bibliográficas
Herz, M.
(2002). Política de segurança dos EUA para a América Latina após o final da
Guerra Fria. Estudos Avançados, 16(46), 85-104.
Saunders,
F. S. (2013). La CIA y la guerra fría cultural. Debate.
Gaddis, J.
L. (2008). La guerra fría. RBA.
Gaddis, J.
L. (2012). Nueva historia de la Guerra Fría. Fondo de Cultura Económica.
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