Desde la invención del término geopolítica
debida al politólogo sueco Rudolf Kjellen han sido docenas los autores que han
tratado este concepto Kjellen lo acuñó como «la teoría del Estado como un
organismo geográfico en el espacio». Eran los días en que las naciones-Estado
pugnaban por su supremacía en un espacio geográfico concreto, muy especialmente
en Europa. No en vano, tal definición enmascara dos elementos esenciales: el
poder (o la influencia política), y el espacio (o el territorio) a conquistar.
Un pensamiento muy de finales del siglo diecinueve, donde los geógrafos y otros
pensadores trataban de explicar las transformaciones que se producían en un
mundo de espacios finitos en profunda transformación: tanta, que muy pocos años
después aparecía la primera gran catástrofe del siglo XX en forma de Primera
Guerra Mundial.
Una guerra marcada de alguna manera por la geografía política,
donde las fronteras físicas determinaban el contorno del poder político y, en
consecuencia, del económico, especialmente el proveniente de los recursos
naturales. Unos hechos que el propio nazismo hizo suyos a través de Karl
Haushofer que definía la geopolítica como la «nueva ciencia natural del
Estado», lo que también impulsó el dominio territorial del nazismo durante la
Segunda Guerra Mundial.
Unas consideraciones que podríamos sintetizar
hoy con mayor amplitud diciendo que la geoeconomía es la geopolítica en el
contexto de la globalización económica. O dicho de otra manera: el uso de la
política económica para lograr unos objetivos de dominación o de protección del
propio bienestar en el contexto global. Entendiendo la política económica como
aquella que llevan a cabo los Gobiernos de acuerdo a sus intereses. Un contexto
de amplio espectro que aborda asuntos tan críticos como:
Los equilibrios de poder y el papel de las
organizaciones internacionales, incluyendo las guerras económicas y el choque
de civilizaciones.
La aparición de nuevos fenómenos económicos,
como pueden ser la relevancia de los fondos soberanos en el contexto global, o
también las crisis económicas.
Los elementos que configuran el derecho y la
regulación de los mercados, así como los mecanismos de influencia y las
estrategias de poder.
Los desequilibrios de la globalización que,
entre otros, incluyen los problemas relacionados con la pobreza o las causas
que tienen que ver con los Estados fallidos
La globalización económica ha traído, además,
nuevos desajustes. Uno de ellos, tiene que ver con los desequilibrios de las
balanzas de pagos. Lo que ha llevado, de alguna manera, a perturbaciones en los
mercados que se han traducido en mayores riesgos económicos. Todo ello tiene
que ver con la antes aludida liberalización económica, así como con la drástica
reducción de los precios de las comunicaciones, la explosión tecnológica de los
últimos años y la masiva utilización de Internet como un nuevo espacio
económico, tal como se ha indicado. A lo que se añade el ascenso de las nuevas
empresas transnacionales, el aumento de las transacciones comerciales
mundiales, y los menores precios de los productos terminados por la entrada de
nuevos productores con mejores métodos de sourcing desde los países del sudeste
asiático y China.
Por otro lado, la globalización ha
abierto una serie de aspectos nuevos con fuertes impactos geoestratégicos, que
se mueven en múltiples direcciones:
·La
multipolaridad aludida de las relaciones internacionales.
·Las
tensiones geopolíticas causadas por los conflictos territoriales relacionados
con el control de los recursos naturales.
·Los
cambios demográficos: incremento de la población mundial (que, previsiblemente,
llegará a los 9.000 millones en 30 años, a la vez que se reduce fuertemente la
tasa de natalidad en los países desarrollados, y se incrementan los procesos
migratorios, con una fuerte concentración de población en las ciudades, que
pasará del actual 49 por ciento de la población total al 60 por ciento en pocos
años).
·Los
avances sanitarios en un mundo de grandes posibilidades tecnológicas. Una
situación sobre la que la esperanza de vida y el incremento poblacional global
incidirá en mayores costes sanitarios, poniendo el Estado de bienestar en
cuestión.
Finalmente,
otros complejos procesos que vienen de la mano de la tecnología, como el
ciberterrorismo, los cambios culturales, así como, las rupturas sociales y los previsibles
cambios de poder en zonas estratégicas.
Un difícil encaje entre poder e intereses
económicos que se suman para conformar un nuevo panorama geoeconómico en el que
estados, empresas y otros grupos, a veces no identificados correctamente,
pugnan por la primacía política y económica. Un entorno en transición,
multipolar, donde la economía política, entendida como el estudio
interdisciplinar de la economía considerando los aspectos filosóficos,
sociológicos, jurídicos, políticos, etc., que influyen en la conducta de los
mercados, ha quedado supeditada a la política económica de los diversos
Gobiernos, que con sus estrategias y acciones (leyes, regulaciones, subsidios,
impuestos, etc.) intervienen en los mercados, con acciones que van más allá de
la economía en general y se adentran en la pugna geopolítica.
A continuación se presenta un video explicativo del tema.
Referencias bibliográficas
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CAVALLO, D. F. Camino a la estabilidad. Cómo derrotar la inflación para avanzar hacia el desarrollo económico y el progreso social. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 2014.
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