El problema que se encuentra alrededor de la democracia
siempre genera debates en donde las razones para definir la consolidación deben
tener su propio criterio, esto sin la necesidad de tomar partido sobre las
posiciones que intervienen en la polémica. Entonces es correcto mencionar que
el conflicto político, en sus dimensiones estructurales, aparece como uno de
los más importantes de los factores de desestabilización y que obstaculizan el
proceso de consolidación democrático. La razón de esta incompetencia de poder
gobernar se debe a muchas de las veces por las raíces históricas que tienen
gran influencia socio políticas y culturales, siempre hay que mantener en pie
que la democracia ha sido una larga tradición de Occidente, el liberal y
representativo modelo de democracia debe ser inducido de manera forzosa para
que este se haga realidad. Para el caso de Ecuador, este modelo aun no puede
ser empleado en su totalidad ya que desde la época antaña se maneja un estilo
de gobierno algo inestable.
El sistema político de la República del Ecuador
tiene cierta visión integral de la edad contemporánea, pero su objetivo
principal es el ofrecer cierta perspectiva de tener procesos que ha sido
establecido a lo largo de los último treinta años, con esto se evidencia la
falla que existe en el sistema democrático del país, a pesar de los casos
desastrosos e inverosímiles han sido olvidados por el pueblo. Pero existen
ciertos movimientos políticos como es el de los indígenas el cual en varios de
los casos utiliza el diálogo o ciertos eventos de manifestaciones para
contrarrestar algunas decisiones erróneas establecidas por el gobierno.
La democracia en el Ecuador, como en la región
latinoamericana, ha recibido muchos adjetivos y es excepcional que se haga
referencia a ella sin que se la califique de incierta, incompleta, naciente, lo
cual no hace del sustantivo algo definido ni prometedor. Sin embargo, vista en
perspectiva desde el pasado hacia el presente, la democracia en la región no es
reciente ni está en transición, como los analistas sobre el fin de las dictaduras
del Cono Sur se han esmerado en tipificar. En el Ecuador nace como ideal y
régimen político con los procesos de independencia de España. Ha conocido
reiteradas interrupciones con diversas dictaduras, pero ha sido finalmente el
régimen político que mayor duración ha tenido. Mal se le puede considerar a la
democracia como un proceso reciente, a menos que se imagine que las
colectividades pierden toda su historia y renacen con una interrupción
autoritaria de corta duración. Los fenómenos del poder se moldean en el largo
tiempo. Se trata de una evolución específica.
En sus 177 años, Ecuador ha tenido más de 20
Constituciones, de las cuales algunas han estado vigentes menos de 2; una, la
de 1938, nunca llegó a entrar en vigencia y, desde 1978, han sido innumerables
los intentos de reforma, configurando un sistema electoral ineficiente y
volátil (Pachano 2007). En cada ocasión, las élites y los ciudadanos actúan
como si el cambio de reglas de juego fuera el espacio de resolución de todos
sus males, cómo si para cambiar el comportamiento de los actores bastara con
reformar leyes y Constituciones. Esto ocurre aun cuando la violación de lo que
dice la ley o la acomodación de las normas a los intereses particulares es una
práctica común de los actores estratégicos. El gobierno tiene cierto monopolio
partidista en donde la consulta en un referéndum sobre la gestión
gubernamental, ahora lo que se refiere a las relaciones de los poderes, las
reformas tendieron siempre a debilitar el legislativo y a fortalecer el
ejecutivo. Un paso transcendental se dio en la Constitución de 1998, entre las
que se destacan la reducción del juicio político a un simple acto simbólico. La
constitución de 2008 mantuvo esa tendencia, aunque le devolvió al legislativo
la facultad de censurar y destituir a los ministros. El punto más alto de la
tendencia se originó en 1978, entonces a partir de aquí la constitución tiene
cierta historia que lleva marcando a todos los atributos legislativos.
En el año 2007, Rafael Correa
fue electo
presidente de la república y es aquí donde existe un cierto cambio beneficio en
donde se rompe la continuidad de desastres políticos de 1990 en donde se logró
destituir a 57 diputados y permitió la formación de una mayoría gracias a la consulta
popular. La actuación recurrente de “actores estratégicos” (burócratas,
empresarios, partidos, militares, activistas de movimientos sociales, entre
otros) sobre el accionar del gobierno, cuestionando el modo en que funcionan
esas reglas de juego, planteando cambios en el desarrollo de los mismos o
simplemente promoviendo su incumplimiento, afecta la manera en que se dan las
condiciones de gobernabilidad del sistema. Si bien que los actores cuestionen
el funcionamiento de las instituciones debería ser provechoso para mejorar las
condiciones de la democracia en la que funcionan, la magnitud de esos
cuestionamientos y el comportamiento de veto constante de muchos actores
limitan las posibilidades de funcionamiento de la misma. La presencia de
actores estratégicos con la pretensión de maximizar sus intereses particulares
condiciona los niveles de gobernabilidad y hace muy difícil la coincidencia de
intereses en torno a un único diseño institucional. Las elecciones a medio
período, sin reelección inmediata, en vez de mejorar las condiciones de
funcionamiento del Congreso, “tuvieron consecuencias desastrosas” para el
sistema político. El calendario electoral generó inestabilidad y convirtió a la
política ecuatoriana en una campaña permanente. No llegaba a finalizar una
elección y los políticos ya estaban preparando su postulación para la próxima
contienda en una dignidad distinta a la que se desarrollara en ese momento. La
carrera de los políticos, medida por los cargos que han ejercido, era
frenética.
En las oportunidades en las que ha sido posible
establecer algún acuerdo, la coalición ha sido la mínima necesaria para ganar y
con el exclusivo propósito de apoyar leyes particulares, configurando alianzas
fantasmas. Este nuevo esquema dotó de gobernabilidad al sistema político, aún
cuando se violentó el Estado de Derecho en reiteradas ocasiones, bajo la
legitimidad otorgada en las urnas hacia la Revolución Ciudadana. La crisis se
inició con el intento de destitución por parte del Congreso Nacional del
Presidente del Tribunal Supremo Electoral, Jorge Acosta, de Sociedad
Patriótica, en marzo de 2007, sin previo Juicio Político como establece la
Constitución Política. Esta decisión de los diputados de PSC, PSP, PRIAN y UDC
se sustentó en el hecho de que el TSE convocó a la Consulta Popular con un
Estatuto que no era el que había sido aprobado por el Congreso sino el remitido
directamente por el Ejecutivo al Tribunal.
PSC
PSP
PRIAN
UDC
Los ciudadanos también rechazan a los partidos.
La investigación realizada por Seligson (2002), muestra que sólo un 21% de
ciudadanos confiaba en los partidos políticos ecuatorianos. Esta baja
credibilidad alimenta los intentos de reemplazo funcional de estas
organizaciones por otros tipos de movimientos, que, si bien surgen en un
contexto de pluralismo como organizaciones independientes, en la práctica
terminan realizando las tareas de los partidos. Este resulta ser uno de sus
peores momentos para el sistema de partidos ecuatoriano, toda vez que una
mayoría de ciudadanos y sectores de las élites rechazan a los partidos,
creyendo que es posible la política democrática por fuera de ellos, los
partidos no parecieran estar dispuestos a llevar adelante profundas
transformaciones en el modo de hacer política, aún cuando algunos ya han dado
pasos en torno a ciertas estrategias de renovación. Si bien desde el gobierno
se dejó ver la intención de disolver el Congreso, aún cuando la Asamblea no
tenía potestad para ello según el Estatuto aprobado en la Consulta Popular; en
la práctica, hubo presiones para que los diputados abandonaran la institución
antes de que la Asamblea tomara posesión. Como reacción a los rumores que se
daban en la prensa, al menos 35 diputados conformaron durante el mes de
noviembre el Frente de Defensa de la Democracia para evitar que el Congreso
dejara de funcionar, lo que consideraban un atentado a la democracia. Aún así,
los líderes de ALIANZA PAIS consideraron que el mandato de la mayoría de los
ciudadanos ecuatorianos había sido claro.
La participación
ciudadana con los servicios del gobierno ecuatoriano siempre tiene cierto
vínculo con algunas instituciones del Estado, ya que algunas personas que
participan en algunas reuniones del consejo municipal parecen tener cierto
respeto por las instituciones del régimen político en general, aunque hay que
tener claro que no se puede creer totalmente en esta suposición. Existe un alto
grado de certeza de asociación que no existe por parte de las instituciones
gubernamentales.
A continuación se presenta un vídeo explicativo referente al tema:
Referencias bibliográficas
Pachano, S. (2012).
Estado actual y futuro de la democracia en Ecuador. Democracias en
trans-formación¿ Qué hay de nuevo en los nuevos Estados andinos?, 83.
Freidenberg, F. (2015). ¡
En tierra de caciques!. Liderazgos populistas y democracia en Ecuador. Revista Opera, (16), 99-130.
Freidenberg F(2016). El Sistema politico ecuatoriano. FLACSO
Ecuador.
Sánchez-Parga, J., &
Verduga, C. (1995). Conflicto y democracia en Ecuador. Centro Andino de Acción Popular.
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